domingo, 23 de noviembre de 2008

Al que está sentado en el trono



Digno eres, Señor, Dios nuestro,
de recibir gloria y honra y virtud,
porque Tú has creado todas las cosas.
Todas las criaturas te debemos
alabanza y adoración,
porque nos has creado y redimido.
Te debemos lo que podemos y poseemos.
Todo esto y nuestra existencia
la sacaste de la nada
y la conservas con tu amor.
El hombre, ingrato, niega tu Soberanía.

Rey dulcísimo de nuestro corazón,
no permitas
que desconozcamos jamás tu infinita bondad,
tu infinito poder, tu glorioso derecho.
Reina siempre sobre nuestros pensamientos,
reina siempre sobre nuestros afectos,
reina sobre todo nuestro ser,
Creador,
Redentor,
Coronador de todos los defensores
de tu temporal y eterno reino.

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