jueves, 22 de enero de 2009

175 AÑOS DE SU NACIMIENTO



José GRAS Y GRANOLLERS, (1834-1918). Sacerdote, apóstol de la Realeza de Cristo, fundador del Instituto religioso Hijas de Cristo Rey. Nació en Agramunt (Lérida), el 22 de enero de 1834; murió el 7 de julio de 1918, en Granada. Estudió la carrera eclesiástica en Barcelona, donde fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 1858. En los dos primeros años de su sacerdocio desempeñó la cátedra de Teología Dogmática en el Seminario Conciliar de Tarragona. Entre 1860 y 1865 vivió en Madrid y Écija (Sevilla), ocupado en diversas actividades apostólicas. En 1866, siendo coadjutor de la Iglesia parroquial de S. José de Barcelona, ganó por oposición una canonjía en la Abadía del Sacro Monte de Granada, ciudad en la que vivió hasta su muerte. En el Seminario anejo a la Abadía fue durante más de cincuenta años profesor de Historia de la Iglesia. Escritor infatigable, su primera actividad como tal la expresó en el periodismo que empezó a practicar siendo aún seminarista, como redactor del periódico de Barcelona La España Católica y, más adelante, en Madrid, de La Regeneración, colaborando asimismo, con numerosos artículos, en otros periódicos y revistas. Su labor en la prensa católica fue muy apreciada en España y algunos de sus artículos en defensa del derecho de Cristo a reinar en el mundo, fueron publicados en la revista italiana Il Regno di Gesù Cristo y en la francesa Le Regne de Jésus Christ. En noviembre de 1866 fundó en Granada la asociación religioso-literaria Academia y Corte de Cristo, con un doble fin, la adoración y reparación a Cristo Rey en la Eucaristía y la defensa científica y literaria de la divinidad de Cristo y restauración de su Soberanía en el mundo. Para poner en práctica los fines de la Asociación, funda en 1867 la revista de divulgación religiosa, El Bien, que publicó hasta su muerte en 1918. Verdadero apóstol de la Realeza de Cristo, toda su vida y obra la dedicó a defenderla y darla a conocer, sobre todo a través de su actividad como escritor. Además de sus artículos periodísticos, escribió cuatro libros devocionarios y bastantes opúsculos, sobre temas candentes de la época. En 1876, para salir al paso de la enseñanza laica establecida en España, fundó en Granada el Instituto religioso de las Hijas de Cristo Rey, con la misión de hacer reinar a Jesucristo en la familia y en la sociedad, a través de la educación cristiana de la infancia y la juventud. De sus escritos cabe destacar, además del libro El Paladín de Cristo (1865), escrito para defender la divinidad de Jesucristo, negada por Renan en su Vida de Jesús, los opúsculos : La Europa y su progreso frente a la Iglesia y sus dogmas (1863), La Iglesia y la Revolución (1869), La Corte del Rey del cielo (1870), El Salvador de los pueblos (1872) y Las Hijas de Cristo, apostolado social de la mujer (1885). El 26 de marzo de 1994 fue promulgado el Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes.

martes, 6 de enero de 2009

Día de Reyes



“La fiesta de la Epifanía o de la adoración que los Reyes de Oriente tributan al Salvador del mundo, es también la fiesta de la aclamación y adoración social de Jesús Rey. Los tres príncipes Melchor, Gaspar y Baltasar, que acuden del fondo de la Arabia, a rendir su homenaje al divino Niño de Belén, abren la marcha de la espléndida procesión de reyes y de pueblos cristianos que, cumpliendo la profecía de Isaías, se ponen en movimiento en todos los países, guiados, no ya por la estrella milagrosa cuyos resplandores siguieron los Magos, sino por el resplandor sobrenatural con que ya ilumina al universo, Cristo”

( J. Gras, El Bien, enero 1886,4)
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Adoremos al Niño Dios





"A la adoración de los ángeles siguió la de los pastores, primero que cantaron en aquella noche el oficio de Navidad, alternando con los coros de los espíritus celestes, desde la tierra y, después de estos humildes, pero preferidos adoradores, llegaron los tres reyes de Oriente a tributar su homenajes y ofrendas de oro, incienso y mirra al Rey Dios recién nacido. Desde aquel momento quedó manifestada a la humanidad la maravilla de las maravillas del amor divino, esto es, la existencia de Dios hecho hombre y su permanencia con nosotros. Desde entonces debió también quedar constituida la humanidad en corte de adoración continua de Cristo”.

( J. Gras, El Bien, Diciembre de 1917, 6)
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